Por Gladys Maldonado Andino
«Primero Dios por habernos permitido vacunar contra el COVID-19, me sentía nerviosa y no estaba muy decidida de ponerme la vacuna, pero luego de ver tantos testimonios mi esposo y yo decidimos hacer la cita y ya nos vacunamos bendito sea Dios, y como dice El Mundo Boston ‘la vacuna salva vidas’. Hay que seguir motivando a la gente, debemos vacunarnos por el bien de toda la familia y de la comunidad y aprovechar las facilidades que nos da este país para inmunizarnos. En nuestros países de América Latina, los adultos mayores ni siquiera pueden recibir la vacuna, porque no hay oportunidades, no hay medicina, no hay vacunas».
