En buen romance es una minoría la que no quiere vacunarse, pero es la que más daño le hace a la humanidad.
Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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El mandato de vacunación contra el COVID-19 ha chocado contra los que no quieren cumplir con la orden de inmunizarse que en buen romance parece ser una minoría, pero –según los expertos– es la que más daño le hace a la humanidad. Porque son los multiplicadores del virus. ¿Qué hacer con estas personas? ¿Por qué no vacunar a todos? Por ahora, el mandato del gobernador de Massachusetts va por buen camino.
Casi el 94% de la fuerza laboral del poder ejecutivo ha cumplido con vacunarse, pero de los 42,000 trabajadores sujetos al mandato todavía alrededor del 1% sigue en rebeldía de una orden que tiene que cumplirse por el bien de todos. Hasta ahora no hay otra salida para acabar con esta pandemia que vacunarse.
De allí que el mandato del gobernador Charlie Baker para que se vacunen todos los empleados estatales está dando resultados, aunque por las acciones disciplinarias más de 500 trabajadores hayan sido suspendidos, renunciados o, en algunos casos, despedidos desde que la orden de vacunación contra el COVID-19 entró en vigencia el 17 de octubre pasado. Según la oficina del gobernador, 362 empleados públicos fueron suspendidos y 141 fueron despedidos o renunciaron.
Era inevitable que eso pasara y es posible que los despidos se intensifiquen si es que los “rebeldes” no se vacunan en las próximas semanas. Según el mandato del gobernador, los trabajadores tienen que ser suspendidos durante al menos 15 días antes de que puedan ser despedidos.
Después de la fecha límite de vacunación son muchas las personas que han tomado conciencia de lo importante que es ir cerrando filas contra el coronavirus. Según los expertos y esto es algo que se repite constantemente. Las vacunas contra el COVID-19 son efectivas para evitar enfermarse gravemente y morir por las variantes del virus. Otro, si las personas tienen la vacuna completa pueden retomar las actividades que hacían antes de la pandemia.
¿Qué parte no entienden los que se resisten a vacunarse? ¿Por qué negarse a recibir la inyección? Si es algo tan simple.
El gobernador Baker está en todo su derecho de aplicar la ley y despedir a los trabajadores estatales que se nieguen a cumplir con el mandato.
Lo mismo está pasando en la ciudad de Boston con el mandato de la alcaldesa interina, Kim Janey, quien ya ha despedido o suspendido a empleados municipales por no vacunarse. Esta es una medida saludable y que debería pasar en todo el estado no solo a nivel de los empleados públicos sino privados. No queda de otra que aplicar mano dura contra todos los que no solo exponen su salud, sino que ponen en riesgo la vida de su familia y de la comunidad en general.
Los trabajadores estatales tendrán que elegir hasta ahora entre vacunarse o ser despedidos.
A lo largo de los meses de vacunación contra el COVID-19, han sido muchos los esfuerzos por cambiar la mentalidad de personas que creen que la vacuna es el demonio. A nivel de Massachusetts se han logrado grandes avances, somos el estado más vacunado, pero esperamos mucho más. Porque hay ciudades como Lynn o Lawrence con una gran población inmigrante que tienen las más bajas tasas de vacunación.
¡Sigamos cuidándonos! La vacuna salva vidas.
