La sorprendente Corea del Sur, que con un agónico tanto de Hwang Hee-Chan superó 2-1 a Portugal y se adueñó por mayor cantidad de goles a favor del segundo puesto del Grupo H -en detrimento de Uruguay- es el rival de Brasil en los octavos de final.
De aquel equipo aguerrido y violento que fue rival de la Argentina en el estreno en México 1986 –el recorrido en la Copa del Mundo lo inició en Suiza 1954- a esta versión donde la estrategia, varias piezas juveniles y el desequilibrio que ofrece Son Hueng-Min (Tottenham) en ofensiva son los argumentos que presentará Paulo Bento para reescribir la historia con los Guerrero de Taeguk en Qatar.
Del duelo entre Croacia y Japón saldrá el rival de la llave entre Brasil y Corea del Sur. Los europeos, subcampeones en Rusia 2018, se clasificaron con angustia, tras empatar sin goles con Bélgica.
La fantasía y conducción de Luka Modric, la dinámica de Mateo Kovacic, el desequilibrio por la banda izquierda de Ivan Perisic y el oportunismo de Andrej Kramaric, el sustento de un seleccionado que se renovó -estrellas como Ivan Rakitic o Mario Mandzukic dejaron la selección- y todavía busca su identidad.
Croacia tendrá como rival a la sensación del certamen: Japón. Los asiáticos ganaron el grupo, después de superar a España y a Alemania –eliminada- y exhiben un juego que se sostiene en la disciplina, el tesón, la perseverancia.
Un equipo que nunca se sale del libreto, pero que está dispuesto a sacrificios para lograr por primera vez el pase a los cuartos de final. El triunfo de Arabia Saudita sobre la Argentina fue una inspiración para ganarle a los alemanes; “Nuestra fortaleza es el equipo, el bloque, la unión… Ya lo demostramos”, asegura el capitán Maya Yoshida.