Avalancha de nuevos inmigrantes

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  • En lo que va del año se han registrado las mayores cifras de los últimos 20 años. En un mes más de 178.000 personas llegaron de manera irregular a todo el país.
  • Boston es una de las ciudades que soporta un mayor ingreso de nuevos inmigrantes, principalmente de países sudamericanos, centroamericanos y de Haití.
  • Bufete de Abogados George/Cote Law en Chelsea dice que las solicitudes por asilo han aumentado de manera sorprendente. “Son muchos los casos que estamos procesando”, dice abogado de inmigración Andrew Lattarulo.   

Cada día es mayor el número de inmigrantes sin papeles que llegan a diferentes ciudades de Massachusetts y de todo el país.

Entre mayo y agosto de este año, las autoridades de Boston registraron a más de 2,000 inmigrantes, principalmente de países sudamericanos, centroamericanos y de Haití.

Las cifras a la primera semana de noviembre registradas en diferentes ciudades han aumentado dramáticamente, por lo que las autoridades locales están pidiendo más fondos federales para pagar los costos adicionales de la llegada de tantos inmigrantes al estado. 

Muchas de las ciudades de Massachusetts se han visto sorprendidas por la presencia de inmigrantes indocumentados que han sido alojados en diferentes hoteles.

Plymouth y Kingston son las dos últimas comunidades que han soportado la arremetida de decenas de familias migrantes que fueron enviadas por el estado sin previa comunicación y alojadas en hoteles en las ciudades de la costa sur. 

Las comunidades de Massachusetts no recibieron un aviso previo de la administración Baker sobre el traslado de inmigrantes que ingresaron de manera irregular a “viviendas de emergencia” en varias ciudades como le ocurrió recientemente a Methuen. 

Ola de inmigrantes

Según los reportes, 107 personas fueron enviadas a un hotel del área en la última semana, mientras que funcionarios de Plymouth esperan a otro tanto de inmigrantes.

La alcaldesa Michelle Wu admitió que, debido a esta ola de inmigrantes, Boston “ha experimentado grandes necesidades de servicios en salas de emergencia y hospitales”.

La llegada de migrantes indocumentados a Estados Unidos ha vuelto a romper todos los récords conocidos. Según la Oficina de Aduanas y Protección fronteriza (CBP), en el mes de abril se registraron las mayores cifras de los 20 últimos años: más de 178.000 personas llegaron de manera irregular, en muchos casos poniendo su vida en riesgo.

Cada día el número de personas que ingresan al país por distintas zonas fronterizas se multiplica, muchos buscando asilo político. La mayoría son inmigrantes adultos solos o con familia que se enfrentan a los peores riesgos por un futuro mejor.

Trampa peligrosa 

Cada noche el Río Grande se convierte en el trajín de personas sin papeles para atravesar sus aguas. Por el lado mexicano se le conoce como Río Bravo por las fuertes corrientes que agitan sus aguas, una trampa peligrosa y a veces mortal para las decenas de migrantes indocumentados que cada día se atreven a cruzarlo huyendo de la hostilidad, el hambre y la pobreza que sufren en sus países. 

La frontera sur es una de las entradas más utilizadas por las mafias para introducir personas de manera ilegal al país. Tres kilómetros separan la carretera principal de la orilla. 

El gobernador Charlie Baker ha expresado su preocupación por la llegada de nuevos inmigrantes sin estatus legal a diferentes ciudades del estado de Massachusetts al punto que escribió una carta al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y al secretario de Salud y Servicios Humanos, Xavier Becerra, en la que insta a la administración Biden a dar mayores recursos debido a que están recibiendo cada vez más un mayor número de inmigrantes sin estatus legal. 

Acelerar permisos de trabajo 

Baker también pidió que se acelere la emisión de permisos de trabajo para que los solicitantes de asilo y los recién llegados puedan mantener a sus familias y contribuir a la economía. 

Varias organizaciones que abogan por los derechos de los inmigrantes concluyeron una misión de investigación luego de presenciar las condiciones de pobreza y violencia en la que viven países de Centroamérica publicando un informe con recomendaciones para los gobiernos federales y locales. 

El informe se titula «Huir, no migrar: Crisis en Centroamérica» y se basa en información recogida en Honduras y Guatemala. 

Los investigadores concluyeron que las personas están huyendo de sus países y viajando a los Estados Unidos debido a «una mezcla tóxica de violencia, impunidad y cambio climático».

Caminos peligrosos

“El camino no es nada agradable: oscuro, angosto, con serpientes y mucha oscuridad. Gracias a una pequeña linterna pudimos ver el rastro que han dejado otros migrantes que las noches anteriores pasaron por aquí. Una manta de bebé, alguna muñeca, una gorra del equipo de béisbol y dos sandalias, son algunos de los objetos olvidados en el camino. Lo que más llama la atención es la cantidad de pulseras de plástico de distintos colores que hay en el suelo. En ellas se lee «entrega» o «llegada». De estos brazaletes dependen muchas veces las vidas de los migrantes”, según el informe. 

“Los cárteles mexicanos usan las pulseras para marcar a las personas que han pagado de las que aún no lo han hecho. Los que viajan abonando su boleto a los traficantes, o los que se arriesgan a subirse a la barca por su cuenta. Estos últimos corren el peligro de ser secuestrados durante el trayecto para pedir una fianza a cambio de su liberación. En otras ocasiones, las mafias no les dejan ni siquiera bajarse de la embarcación. Si la pulsera no es la adecuada, los devuelven de nuevo al lado mexicano”. 

El gobierno ha pedido ayuda a la Guardia Nacional ante la avalancha de personas que están tratando de entrar al país por este punto.    

Testimonio de un inmigrante 

El coyote salta de la balsa antes de que toque tierra, quiere mantenerse alejado de suelo estadounidense y de los militares que se están acercando para ayudar a los migrantes a bajar de la embarcación. La barca es pequeña, pero de ella se bajan hasta diez personas, tres madres con sus cinco hijos pequeños, y otros dos menores de edad.

A pesar del cansancio y del miedo, saltan a la orilla sin ninguna pertenencia en sus manos. Alguna manta para proteger a los más pequeños del frio. Están desorientados, pero contentos de haber llegado al fin a suelo norteamericano. Habían salido de Honduras hace 15 días. 

Cada una de las personas tuvo que pagarle al coyote entre $10,000 y $12,000.

Entregarse a la patrulla 

Luego de pisar suelo norteamericano todos saben que deben entregarse a la Patrulla Fronteriza para que arranque su proceso de asilo. Esta vez, son los militares quienes les guían hasta los agentes fronterizos. Lo hacen a paso ligero. Los recién llegados los siguen exhaustos cargando en brazos a sus pequeños, no hay tiempo que perder. 

«Estoy feliz, porque Dios me ha cuidado, el viaje no ha sido nada fácil, hemos pasado hambre, pero no importa, queremos que mis hijos tengan una vida mejor».

El relato de Eugenia Colindres: La otra cara de la verdad

5 La otra cara inmigrantes

Por las redes sociales, Eugenia Colindres, una activista guatemalteca de East Boston, lanzó un mensaje pidiendo ayuda para una familia de origen colombiano que se encontraba en su aldea en Guatemala.

El mensaje decía: “vecinos de Agua Salobrega, hoy quiero pedirles su apoyo para estas personas que van rumbo a su país, Colombia, y no tienen medios para irse de vuelta, van caminando, cargando a sus niños, quisiera tocar sus corazones y si alguien quiere acercarse donde ellos están y colaborar con comida, medicina y ropa sería de gran bendición para ellos”.

Esta familia hizo toda una travesía rumbo a los Estados Unidos, pero en México les fue mal y ahora van de vuelta para Colombia.