Por Ciro Valiente
El béisbol no es solo un deporte: es emoción, identidad, legado. Y por eso, cuando una figura como Rafael Devers cambia de equipo, el impacto trasciende lo estadístico. Su salida estrepitosa de los Red Sox de Boston rumbo a los Giants de San Francisco nos obliga a reflexionar: ¿quién ganó y quién perdió con este movimiento?
Perdió Boston
No hay forma diplomática de decirlo. La afición de los Red Sox pierde a uno de los bateadores más temidos y queridos de la última década. Desde que firmó a los 16 años, Devers encarnó una historia de desarrollo y entrega en Fenway Park.
Su aporte en el diamante quedará en la memoria de los fanáticos de Boston: debutó en Grandes Ligas en 2017, fue campeón de la Serie Mundial en 2018, ha sido tres veces All-Star y dos veces ganador del Silver Slugger Award. Su swing zurdo, su sonrisa contagiosa, su apodo “Carita” se volvieron parte del alma del equipo. Y aunque su salida se da tras tensiones internas y desacuerdos sobre su posición defensiva, el mayor perdedor es el fanático que lo vio crecer desde ligas menores hasta convertirse en un jugador estelar encaminado al Salón de la Fama en Cooperstown.
Ganó San Francisco
Desde los días de Barry Bonds, los Gigantes no contaban con un bateador con el poder natural para enviar más de 30 pelotas por temporada al otro lado de la cerca. Ahora, la icónica Bahía McCovey Cove se prepara para recibir una lluvia de cuadrangulares gracias al swing de Devers. Pero no solo ganan en lo deportivo: San Francisco recibe a una figura joven (28 años), que puede conectar emocionalmente con una base de fanáticos ávidos de una nueva era ofensiva, y puede devolverle la alegría a los que navegan en botes y kayaks que podrán lanzarse al agua de forma frecuente en busca de los bambinazos del dominicano.
Ganaron los Yankees… y Gerrit Cole
Aunque no lo celebren en voz alta, los New York Yankees respiran con alivio. Rafael Devers fue, por años, una verdadera pesadilla para ellos. Su récord frente al eterno rival habla por sí solo: .270 de promedio con 120 hits, 31 jonrones, 78 carreras impulsadas y 79 anotadas en 119 juegos contra los Yankees.
Pero si hay alguien que duerme más tranquilo tras este cambio, ese es Gerrit Cole. El as de la rotación neoyorquina sufrió como pocos ante Devers: 14 hits en 40 turnos oficiales, 8 cuadrangulares y 20 impulsadas en apenas 46 apariciones al plato. No por nada lo apodaron «el mata Yankees». Y ahora, para suerte del Bronx, ese verdugo se muda al otro lado del país.
Ganó también Devers… aunque con matices
Sí, se aleja de la ciudad y la franquicia que apostó por él cuando apenas era un adolescente. Sí, deja atrás un legado aún inconcluso. Pero también comienza de cero, sin la presión reciente de una posición que no deseaba ocupar sin la preparación necesaria ni los cuestionamientos públicos que afectaron su relación con la gerencia. En San Francisco tiene la oportunidad de reinventarse, de volver a disfrutar el juego y de seguir demostrando que es uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas.
Pero para que esta nueva etapa sea más que un respiro, Devers tendrá que aprender. Porque no solo importa lo que haces en el campo, sino cómo manejas los momentos difíciles fuera de él. Su reacción ante el impasse en Boston —por «legítima que haya sido su frustración»— dejó grietas en su imagen. Siempre he creído que la diplomacia y la inteligencia emocional deben enseñarse desde la casa hasta las aulas escolares, y este caso lo confirma: una mejor comunicación pudo haber evitado situaciones bochornosas para el quisqueyano y para la gerencia bostoniana.
Este episodio nos deja una gran lección: el talento puede llevarte lejos, pero la forma en que gestionas las emociones y comunicas tus ideas puede marcar la diferencia entre un héroe y un problema. Que Devers lo entienda será clave en esta nueva etapa.
Y mientras tanto, que se preparen los botes en la bahía. “Carita” está por soltar fuegos artificiales.
Ciro Valiente es periodista y comunicador venezolano radicado en Boston. Ha cubierto deporte, política e inmigración para medios en EE.UU. y América Latina, y es dos veces ganador del Emmy regional de Nueva Inglaterra, incluido uno como mejor productor de noticias.
