Por Max Torres
Cada día es más preocupante el ingreso de armas de fuego a las escuelas a vista y paciencia de las autoridades escolares. Dos de los más alarmantes casos casi revientan en nuestras narices cuando niños de apenas 14 años se pasearon por el interior de dos escuelas con pistolas en sus mochilas con intensiones nada predecibles. ¿Qué está pasando en nuestras escuelas? ¿Por qué las autoridades no instalan detectores de armas? Y toman medidas severas no solo contra los estudiantes sino contra los padres de familia porque la responsabilidad debe recaer mayormente sobre ellos. Las autoridades están investigando de dónde sacaron las armas o cómo las obtuvieron. Son niños de tan solo 14 años de edad.
Uno de los casos que ocurrió en una escuela de Chelsea fue de lo más alarmante. Segun el informe policial, el estudiante menor de edad había tenido una pelea con un compañero de clase y en una reacción violenta espetó «muerto, muerto, todo el mundo está muerto».
El estudiante publicó en las redes sociales una foto con armas de fuego diciendo que iba a regresar a la escuela para supuestamente concretar sus amenazas. La policía lo detuvo, ha sido procesado en la Corte de Menores de Boston y liberado luego de pagar una fianza de 750 dólares.
El otro caso ocurrió en UP Academy en South Boston donde un estudiante de 14 años fue encontrado en posesión de una pistola completamente cargada y con el gatillo en posesión de disparar. ¿Cómo ingresó con la pistola? ¿Quién le dio el arma y que propósitos tenía?
El menor había tenido una confrontación verbal con un compañero de clase y un tercer estudiante que presenció el incidente escuchó decir que tenía un arma, por lo que lo reportó a un profesor que se enfrentó al sospechoso y encontró la pistola en su mochila.
El estudiante se excusó diciendo que lo guardaba para un amigo, pero lo cierto es que apareció en la escuela con la pistola con la supuesta intención de concretar sus amenazas. ¿Qué hubiera pasado si el profesor no lo enfrenta? Sin lugar a dudas fue una valerosa acción del profesor. Porque el muchachito de marras no quería jugar con un arma de fuego.
Estos casos son alarmantes, además de otras denuncias por violencia, venta de drogas y acoso sexual que ocurren en otras escuelas públicas de Revere, Lynn, Framingham, Milford, Worcester y Lawrence.
La preocupación es cada vez mayor y está en manos de las autoridades tomar acción en previsión de cualquier incidente con armas de fuego. «Es hora de actuar y no esperar una tragedia para hacerlo», me decía un padre de familia con hijos en edad escolar.
¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental, no hay salud.
Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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