El 17 de Octubre se celebrará la procesión del Señor de los Milagros

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Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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Ingresamos al mes de octubre, a un mes de recogimiento, de paz por la veneración a nuestro Señor de los Milagrosa, a una de las imágenes de mayor fervor en el Perú y en muchos países de América Latina. Nuestra fe por el Señor de los Milagros o Cristo Moreno es cada vez mayor, crece cada año como la espuma, pero por los protocolos de salud y el miedo, toda la gente aún tiene que reprimirse y no participar en Lima en las fervorosas procesiones. Lo que no ocurrirá en nuestro patio.

En East Boston, uno de los distritos de Boston con más peruanidad, se celebrará este 17 de octubre la procesión del Señor de los Milagros. Ya todo está confirmado, no hay cambios. El presidente de la Hermandad, Jesús Maldonado Dietrich, me cursó la invitación para estar, al igual que otros años, en primera fila con las autoridades consulares y de la ciudad de Boston, así como con el padre Thomas, nuestro padre espiritual y párroco de la Iglesia Divino Redentor desde donde sale el Señor los Milagros para su recorrido procesional por las principales calles del distrito. 

Octubre nos va a dejar en medio de un clima de paz, de amor a Dios, de entrega al Señor después de más de un año de restricciones por la pandemia del coronavirus y vamos a llegar a cerrar el año 2021 a lo mejor con más penas que glorias o viceversa, porque todo dependerá de cómo nos haya favorecido o desfavorecido el nuevo año que ya no se nos va.

Sin lugar a dudas, la pandemia del coronavirus nos ha dejado muchos sin sabores y aún nos mantiene con los crespos hechos por la variante Delta que es más peligrosa y contagiosa, las clases presenciales que nos está dejando daños con nuevos reportes de cada vez más estudiantes contagiados y los nuevos infectados o muertos. Las cifras son menores, menos alarmantes, pero igual es gente que se muere por no vacunarse.

Los nuevos reportes de Lima, Perú, señalan que el 92% de las personas muertas por COVID-19 corresponde a personas que no se vacunaron. Las líneas aéreas están obligando a sus trabajadores a vacunarse para salir a volar y hay todavía insensatos que no quieren vacunarse porque, según dicen, le asiste el derecho a la libertad. 

Como siempre, voy a decir en nombre del Señor de los Milagros, respeto la decisión de las personas que se resistan a inyectarse, pero eso no quiere decir que los tolero o acepto porque están poniendo en riesgo la salud de las familias y de la comunidad y eso es inaceptable. Todos deberíamos vacunarnos para salir de esta pandemia y no voy a parar, voy a seguir a la velocidad que me da la vida y el derecho.

Y hablando de fe, de organizaciones que trabajan por amor a Dios y al prójimo, este mes de septiembre tuve la dicha de asistir a la 6ta. Gala de “Manos de Misericordia” en Venezia Restaurant, uno de los lugares encantadores en la Bahía de Boston. Nuestra buena amiga, Martha Garzón, una mujer cubana con un corazón inmenso, que es la directora ejecutiva de esta organización sin fines de lucro, me invitó a participar y a compartir momentos de gran desprendimiento de una comunidad fervorosa por ayudar a familias que lo necesitan.

“Manos de Misericordia” es una organización que lleva ya 18 años ayudando a niños quemados de diferentes países de América Latina, los asisten en todo, les dan pasajes, estadía, comida y atención en el Children’s Hospital de Boston. No escatiman esfuerzo alguno. Y allí en la mesa principal donde estuve sentado con el Pastor Roberto Miranda de la Iglesia León de Judá se encontraba con nosotros Angelito, el niño dominicano que casi pierde la vida por una descarga eléctrica mientras volaba una cometa. El niño estaba ya casi recuperado, al lado de su abuelita feliz de regresar a su país con su nieto. 

Son cuadros de misericordia, de amor a Dios, porque “Manos de Misericordia” logró rescatar una vida más de las tantas que ha ayudado a lo largo de los años que tiene de creada. 

Ahora Martha Garzón va por más y ha pedido ayuda de toda la comunidad para construir la Casa de «Manos de Misericordia» para dar albergue a los niños quemados que lo necesitan. Ya no quieren seguir tocando más puertas, pidiendo quien pueda recibir a un niño quemado. Con “nuestra propia casa” el servicio que ofrecemos será mucho más completo para felicidad de todas nuestras familias que enfrentan una desgracia de esta naturaleza, según dice.

Ayudemos a «Manos de Misericordia», es una organización sin fines de lucro que merece todo nuestro apoyo.

¡Sigamos cuidándonos! La vacuna salva vidas.