El mundo aún llora a Maradona, ¡Adiós Pelusa!

No importan los días, las horas. La muerte de Diego Armando Maradona, uno de los fenómenos del fútbol, tiene conmocionado al mundo y en cualquier parte del planeta se le rinde homenaje y se habla de lo grande que ha sido para el Deporte Rey. 

Con un peregrinaje silencioso y conmovedor delante de la curva B del estadio San Paolo de Nápoles, cientos de napolitanos despidieron al ídolo de una ciudad que se identifica con su extravagante y a la vez trágica vida.

«No nos esperábamos su muerte. Nosotros no escogimos a Maradona, fue él que escogió a Nápoles», confesó emocionado Gino, de 48 años.

Desde el Barcelona, Real Madrid, Manchester United o Liverpool, entre otros tantos estadios de los clubes más importantes del mundo, se sumaron a los homenajes y Lionel Messi que vestía su camiseta le dedicó un golazo en el partido que Barcelona ganó 4-0 a Osasuna en partido por la liga española.

¡Maradona vive!

Maradona no murió. No son ciertos esos zócalos de la TV. Son falsos los títulos de los diarios. Incluso es inexacto todo lo que se ha escrito. Porque no puede morir lo que es eterno. No puede desaparecer lo que es inmortal. Porque Diego Armando Maradona es mucho más que un jugador de fútbol. Es un artista, un símbolo. Un verdadero fenómeno cultural. O mejor dicho, un fenómeno inexplicable.  Lo inexplicable no responde a la incredulidad sino a la imposibilidad de poder describirlo con precisión. Porque por más intentos que hagamos de ahora en más, será imposible encontrar la palabra justa. Es una utopía creer que se puede volcar en una hoja en blanco lo que responde a la fibra íntima de cada persona. Al sentimiento más profundo de una sociedad.

Entre dioses y diablos
Por: Marino Velásquez Londoño 

En opinión de muchos, Diego fue una figura venida de otro planeta. El barrilete cósmico. Otros lo elevaron al nivel de un dios, y en otra tribuna se ubicaron quienes lo calificaron como una persona despreciable. El Diego de la gente ha muerto y no es hora de recordar esos actos que mancharon sus gambetas, sus goles que fueron como pintura de policromía en el verde gramado.

Lo recuerdo en el mundial juvenil de 1979 en Japón. “El Flaco” Menotti, quien lo descartó para el Mundial de 1978 donde los gauchos se coronaron como locales, lo reservó para esta cita en tierras orientales donde Maradona brilló y levantó la copa.

Más de dos décadas después de haber jugado un partido amistoso en Pereira, le declaró a un periodista argentino que allí había convertido el mejor gol de su carrera actuando con Argentinos Juniors. Sucedió el 19 de febrero de 1980, en un juego que concluyó empatado a cuatro goles contra los matecañas. Esa noche no estuve en el estadio Hernán Ramírez Villegas para apreciar esa joya, pero si lo viví a través de una transmisión radial en un puesto de comidas en mi pueblo Santa Rosa de Cabal.

El destino me puso frente a frente con Maradona en el Mundial realizado aquí en Massachusetts, en 1994. Argentina se concentró en Boston y al regreso de un entrenamiento lo esperábamos los cronistas en el lobby del Hotel, en Waltham. Extendí el brazo con grabadora en mano para pedirle un saludo para la afición, pero se interpuso un guardaespaldas y Diego siguió su camino hacia el ascensor.

Después volví a verlo en dos ocasiones: en Alemania 2006 y Rusia 2018. Desde la tribuna de prensa lo observé en su cabina de transmisión de TV. La selfie soñada con él no fue posible. Y hoy ya no está.

Diego Maradona dejó algunas frases históricas. Por ahora recuerdo aquella pronunciada por él cuando dio positivo en el control antidoping en el Mundial de 1994… “Me cortaron las piernas”, dijo. Y en el partido de su despedida frente a un estadio lleno hasta las banderas señaló:

“Me equivoqué y pagué por ello, pero la pelota no se mancha”.

Ha muerto Diego Maradona después de ver como su vida se apagaba en medio de su enfermedad por la adicción a las drogas y un séquito de oportunistas sacaba provecho de su último aliento explotando su imagen como remedo de entrenador de Dorados en México y Gimnasia en Buenos Aires, escenarios donde se le vio balbucear cosas incongruentes y hacer actos ridículos, hechos que me provocaron una profunda tristeza por tratarse de uno de mis ídolos en el fútbol.

Diego Armando Maradona: QEPD.

“Para mi Maradona fue enorme”
Por Arley Cardona
Winsports TV Colombia para El Mundo Boston

Hablar de Diego Maradona es hablar del fútbol, es hablar de la alegría de una cancha, es hablar de un talentoso dentro de un campo de juego, es hablar de un hombre que se tatuó la camiseta de su país, la camiseta de los humildes, del pueblo argentino, de la gente que siempre lo siguió, que fue a un estadio a buscar una sonrisa y allí la encontró cuando el agarraba la pelota.

De un hombre que solucionó muchas cosas, que se convirtió en la huella digital de los argentinos, que se puso en el hombro el peso de todo un proceso que logro la cúspide con un puño de jugadores, de amigos, de muchachos que conquistaron muchas cosas sobre todo ese gran recuerdo de México 1986.

Vimos cómo la gente desfiló uno por uno por la Casa Rosada, en Buenos Aires, donde le dieron el último adiós al gran genio, al histórico, al que para ellos les significó todo y me llene de una profunda emoción y de un gran sentimiento de ver como adoraban al jefe de filas, a su capitán, al hombre que los representó, que representa esa idiosincrasia de ese pueblo argentino, al hombre que representa, a cada hincha que paga un boleto para disfrutar de un partido de fútbol.

Para mi Maradona fue ENORME, no me gustan las comparaciones, porque la gente hace comparaciones con Pelé, con otros grandes y con los de la actualidad con Messi, con Ronaldo, pero yo creo que cada uno pues definitivamente tiene lo suyo, pero Maradona en su momento fue IMPECABLE, porque cada vez que entraba a una cancha jamás negociaba ese sentido de pertenencia, jamás negociaba una gota de sudor, jamás negociaba su talento, su entrega por su equipo, y por su selección.

Y eso seguro va a quedar grabado en la memoria de los argentinos, y en la memoria de los que tuvimos la fortuna de verlo y disfrutarlo.

Quiero enviarle un saludo de solidaridad a todos los argentinos y a mucha gente que en medio de esa humildad reflejan hoy todo ese amor por su gran capitán y aquellos que no tuvieron la fortuna de verlo y que hoy lloran su partida al lado de sus padres, abuelos y la gente que tuvo la fortuna de disfrutar esa Copa del Mundo México 1986.

Un abrazo y un Dios le pague a Diego por todo lo que le dio al fútbol.

“Me cortaron Las piernas”. En el examen de drogas en Foxboro que dio positivo

José Hernández (TUDN): Maradona, significa todo para el fútbol, un jugador irrepetible, cumplió sus sueños, hizo todo por los equipos y obviamente la selección. Diego vivió uno de sus mejores y peores momentos de su carrera en Massachusetts, en Babson College entrenó con Argentina, en el viejo estadio de Foxboro, brindó espectáculo contra Grecia y Nigeria, sin olvidar aquella imagen caminando de la mano de la enfermera que lo llevó al famoso examen de drogas que después nos regalaría una de las grandes frases de Diego, “me cortaron las piernas”. No volveremos a ver otro jugador como Maradona.

“Cumplió sus sueños”

Santy Martínez (Munera Eastman Radio): «Yo tuve la ocasión de ver a Maradona, pero nunca lo había tenido tan cerca como en la despedida de Mauricio «El Chicho: Serna, ex jugador de Atlético Nacional, selección Colombia y Boca Juniors. Fuimos a buscarlo al aeropuerto y en la noche, en una reunión a la que asistí con mi señora, Margarita Londoño, y unos pocos amigos, me contó la historia de su infancia. Me dijo que desde que tenía 10 años pensaba en ser integrante de la selección argentina y ser campeón del mundo. La verdad que los sueños los cumplió y es cierto que pudo hacer muchas cosas más, pero lo que dejó en mi es la manera en cómo empecé a ver el fútbol. El fútbol es un arte, es como el juego de la vida y hay que tener carácter, entereza, hay que ser irreverente, y hay que conseguir un enemigo así sea en la mente para pasar por encima de él con las armas nobles que tiene el deporte y particularmente el fútbol.

Testimonio de Frank Dell’Apa del Boston Globe para El Mundo Boston:
Los malabares de Maradona

Cuando nos enteramos de que Argentina jugaría partidos de primera ronda en Boston para el Mundial de Fútbol USA ‘94, el Boston Globe nos envió a Buenos Aires. La idea era hablar con Maradona y asegurarnos de que estaría con la selección de su país cuando comenzara la fiesta mundialista en junio de ese año.

Sin embargo, Maradona no estaba dando entrevistas. De hecho, había disparado una pistola de perdigones a los periodistas. Entonces, fuimos a la sede de la AFA y le preguntamos al presidente Julio Humberto Grondona sobre el estado de Maradona. Grondona aseguró que Maradona estaría en el equipo y nos entregó la copia del equipo de El Gráfico, diciendo que me la podía llevar a casa. Eso lo hizo oficial.

Queríamos ver dónde creció Maradona y encontramos un taxista que nos llevó a Villa Fiorito. Estuvimos en la casa donde Don Diego y doña Tota criaron a nueve niños, la vivienda era pequeña, ubicada en un barrio pobre, con alcantarillas abiertas.

Regresamos al Hotel de Las Américas e hicimos una visita a la Recoleta. Los residentes sofisticados y bien vestidos presentaban un marcado contraste con Villa Fiorito. Recuerdo haber visto a personas cargando no solo un teléfono celular, sino dos de ellos, resaltando la imagen en mi memoria.

Boca Juniors se hospedaba en nuestro hotel en preparación para el partido del día siguiente y tuvimos la oportunidad de entrevistar a César Luis Menotti. Desafortunadamente, Menotti no conocía el estado de Maradona. Pero Menotti nos dijo que creía que la calidad del fútbol en los Estados Unidos era mejor en la década de 1960, cuando jugaba para los Generales de Nueva York, porque el país tenía una liga profesional de primera división.

En La Bombonera, nos hicimos una idea de la pasión de los argentinos, ya que desplegaron una pancarta de 180 por 90 pies con un corazón rojo y el nombre de Maradona.

Unos meses más tarde, Argentina llegó a Boston para la Copa del Mundo y estableció su sede en Babson College. Un día, Maradona encontró una pelota de tenis en el campo de práctica y la hizo malabares con los pies, la cabeza y los hombros mientras caminaba. Vio un cono naranja, que se usaba para hacer ejercicios de goteo, y se lo puso en la cabeza para reír.

Ese era Maradona y ya no está con nosotros. Se fue uno de los grandes del fútbol mundial. 

Exclusivo para El Mundo Boston del periodista colombiano Esteban Jaramillo Osorio: El comentario de la noticia El adiós a la “mano de Dios”.

Intrigante, fabuloso, desbordado. De su esplendor a la decadencia, de la decadencia a la muerte. Jugador irresistible, de recitales geniales, ídolo de masas, que animó el espectáculo mientras destruía su vida.

Para él, la fama después del esfuerzo. La camiseta con toda la pasión. La victoria como única meta. Insolente, indómito, descarriado. Vocero de los desvalidos, campeón mundial contra el poder. Desenfrenado, incontinente, con gambetas infinitas.

Futbolista genial, fantástico, con el mundo a sus pies, en frenética vida llena de fama, de fortuna y encanto. El “barrilete cósmico” con su mejor gol del mundial. La bestia sagrada, el embrujo del fútbol y la mano de Dios en hereje exaltación de una trampa, que tuvo conexión con su iglesia impura y su padre nuestro transgresor.

La desmesura de sus actos, en un tobogán que no encontró un contacto directo entre su condición de futbolista único y la complejidad de su existencia, con sus repetidas caídas. Siempre en pelea, Maradona, con su monstruo interior que empaño sus proezas. Con su familia, la que abandonó y la pelota que alguna vez manchó.

Irresistible su influencia en el fútbol, por su clase artística y la idolatría de masas. Inteligente, calculador, goleador, con intuición e inventiva, destreza, habilidad y velocidad. Lo tuvo todo. Desde el sueño del pibe, hecho realidad, su consagración ante el mundo y las tinieblas de las drogas. Dios de carne y hueso. Mito viviente. El placer de haberlo visto en su esplendor. De haber transmitido sus partidos… de haberlo entrevistado…Y el dolor por su caída y su muerte. Como a todos, a él también “se le escapó la tortuga”, y murió.