El virus amenaza con llevar la ruina a trabajadoras sexuales

Trabajadoras
Una pareja con mascarillas camina por el barrio rojo de Fráncfort, Alemania, el sábado 14 de marzo de 2020. (AP Foto/Michael Probst)

BERLÍN (AP) — Son las 19:00 de un viernes, una hora a la que el burdel de tres habitaciones de Aurel Johannes Marx al borde de Berlín estaría preparándose para sus primeros clientes. Hace mucho tiempo que la venta de sexo es un elemento fijo de la liberada vida nocturna de la capital alemana. Pero entre las preocupaciones por el nuevo coronavirus, incluso la supuesta profesión más antigua del mundo sufre un brusco declive.

En el burdel “Lankwitzer 7”, con su tenue luz roja y sus murales subidos de tono, se han instalado dispensadores con desinfectante de manos junto a los lavabos. Marx dice que ha ordenado al personal que laven con agua caliente todas las toallas y sábanas, y que abran las ventanas más a menudos para ventilar el aire.