Por Máximo Torres
Merecido reconocimiento. Gladys Vega, una de las activistas de origen puertorriqueño más queridas por la comunidad de Chelsea y ciudades aledañas, recibió el título de “Bostoniana del año” por su indesmayable esfuerzo al frente de la Colaborativa para ayudar a las familias más afectadas por el coronavirus.
«En un año que ha sido devastador para las familias pobres, Chelsea es un lugar donde todos los problemas dolorosos se han cruzado. Eso ha puesto a Gladys Vega a prueba como nunca antes», dice Adrián Walker, columnista del Boston Globe. Los bostonianos del año son seleccionados por los editores de Globe Magazine.
Gladys Vega no oculta su emoción por su nombramiento como “Bostoniana del Año” señalando que ha sido “por nuestros incansables esfuerzos para proteger, servir y elevar a nuestra comunidad”.
Con el reconocimiento, la directora de la nueva Colaborativa comparte “una noticia increíble”, según dice, “hemos terminado de contar las donaciones hasta ahora para nuestra campaña “Whatever It Takes” y hemos recaudado $159,677, pero no solo hemos alcanzado nuestra meta, sino que la hemos superado. Eso es de más de 900 donaciones, grandes y pequeñas, de miembros de esta comunidad en crecimiento que se niegan a permitir que las familias inmigrantes enfrenten solas la pandemia”.
“Realmente no hay palabras para expresar lo agradecidos que estamos con todos los que nos han apoyado en esta lucha. No nos detendremos, hemos establecido una nueva meta de recaudar $200,000 para fin de año”, apunta Vega emocionada.
“Estos recursos asegurarán que nadie sea rechazado durante la pandemia y que La Colaborativa realmente pueda hacer todo lo que sea necesario para proteger, elevar y celebrar a nuestras familias inmigrantes durante estos tiempos sin precedentes”.
Desde el inicio de la pandemia, Gladys Vega convirtió sus oficinas en Chelsea en una amplia despensa de alimentos para ayudar a las familias necesitadas.
No solo es comida
«La despensa de alimentos de La Colaborativa, liderada por mujeres, es más que solo comida. Mientras esperan en la fila, les preguntamos a las personas qué necesitan. A veces es, solicitar beneficios de SNAP o asistencia para el alquiler», dice Paulino. «Pero la gente cuenta todos sus problemas: ‘Mi vecina está enferma, ¿puedes traerle comida?’ O, ‘mi pareja está siendo abusiva, ¿pueden ayudarme?’ ‘No tengo dinero para alquilar un apartamento o para pagar la renta’. ‘Necesito un colchón nuevo’”. Gladys vega recibe todos esos mensajes y su preocupación crece, porque no solo es comida.
«Somos conscientes de que Chelsea tiene una gran ola de personas que serán desalojadas», enfatiza Vega. «Si es necesario, convertiré [mi oficina] en un espacio habitable con colchón de aire, para que la gente no tenga que dormir en la calle».
Gladys Vega que vivió en carne propia lo que es el coronavirus porque en algún momento se contagió en su diario trajinar, dice sentirse bien para seguir ayudando a las familias necesitadas no solo de Chelsea sino de todas partes.
«Estamos distribuyendo 6.000 cajas de comida, cinco días a la semana», dice Vega.
Los fines de semana, “salimos a urbanizaciones de vivienda pública. Solo recibimos un megáfono y decimos: «¡Hola, chicos, estamos de regreso!» Y la gente baja a buscar la comida. Lo hemos estado haciendo de manera muy constante».
