Inmigrantes viven una verdadera odisea

Inmigrantes viven una verdadera odisea

Por Máximo Torres

Boston ya tiró la esponja, la ola de inmigrantes recién llegados han sobrepasado los límites y la gobernadora Maura Healey puso en acción un nuevo plan que ha colocado a muchas personas contra la pared porque los refugios de emergencia están al máximo de su capacidad.

Decenas de personas se han visto obligadas a levantar campamento y buscar refugio en otros lugares no obstante el pronunciamiento de nueve de los 13 concejales de Boston pidiendo a la gobernadora dejar sin efecto el nuevo plan que, según decían, afectaría más a los niños de familias inmigrantes llevándolos a «dormir en la calle».

El llamado de los concejales quedó en nada y la operación salida de los refugios de emergencia comenzó a surtir efecto. Ahora las Iglesias se están involucrando para ayudar a las familias inmigrantes de diferentes países.

La primera iglesia en lanzarles la toalla ha sido Our Savior’s Lutheran de East Boston, uno de los distritos de Boston con una gran población latina. El pastor Don Nanstead le abrió las puertas a unas 35 personas que habían sido expulsados de una tienda de campaña en Quincy. «Llegaron así de la nada y estamos haciendo todo lo posible para darles un refugio». Por ahora Sandra Alemán, presidenta y fundadora de la cocina comunitaria de East Boston que funciona en la Iglesia, los está ayudando con los alimentos.

Todo esto ha generado reacciones encontradas, pero no se trata de «echar a nadie a la calle» sino que el sistema de refugio de emergencia está al máximo de su capacidad. Según Karissa Hand, portavoz de la gobernadora, «Massachusetts no tiene espacio disponible en los refugios de asistencia o en ninguno de nuestros cuatro sitios de redes de seguridad en Cambridge, Chelsea, Lexington y Norfolk». 

Esta es la cruda realidad, ya no hay espacio para más inmigrantes recién llegados, pero Massachusetts sigue enfrentando una oleada de inmigrantes al punto que el refugio de emergencia de Norfolk que es una prisión fuera de servicio y que abrió hace poco más de un mes ya está cerca de su capacidad.

Con los cambios y modificaciones que se han hecho al sistema de refugios de emergencia, los inmigrantes calificarán para estadías de cinco días en los cuatro centros de respiro temporal, pero no para estadías en refugios de Asistencia de Emergencia existentes. Muchos inmigrantes llevaban meses y hasta más de un año viviendo con el dinero de los contribuyentes.

Según la administración Healey, los costos relacionados con los refugios de emergencia superan nada menos que los mil millones de dólares en el año fiscal 2024 y se espera gastar mucho más dinero durante el próximo año fiscal en el sistema de refugio de emergencia que alberga a los inmigrantes recién llegados. Lo cierto es que los impuestos de los que trabajan son los que van a pagar el abultado gasto fiscal.

Es un grave problema en el que se metió la administración pagando incluso hoteles a familias inmigrantes para que no terminen durmiendo en los pasillos del aeropuerto o en los parques públicos.

Ahora la gobernadora Healey ya puso en marcha el nuevo sistema de refugios de emergencia porque llevaba meses diciendo que «el rápido crecimiento de nuestro sistema no era sostenible. Massachusetts se ha quedado sin espacio para refugios y simplemente no podemos permitirnos el tamaño actual de este sistema».

Con las nuevas disposiciones se busca ayudar a las familias inmigrantes a dejar los refugios para darle atención a otras necesidades de familias residentes o ciudadanos que no tienen una vivienda por un desalojo sin culpa o han perdido su hogar por una inundación o un incendio o para ayudar a un veterano de guerra o a una familia por violencia doméstica.

Muchas de las familias recién llegadas a Boston o a cualquier otra ciudad de Massachusetts han pasado por todo, desde dormir en los aeropuertos, estaciones de trenes, en los refugios de emergencia y ahora la iglesia de East Boston les abrió las puertas para dormir bajo techo, pero en el suelo. No hay de otra.

¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental, no hay salud.

MAX 1

 

Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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