La columna de Max: El Bad Bunny de los escándalos

1 BAD BUNNY

MAX

Por Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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Las entradas para verlo en Boston son para correr, reír y llorar no solo por lo sucio y soez que es sino por los precios exorbitantes.

En los últimos días he venido escuchando con sorpresa e incredulidad a jóvenes decir que están dispuestos a vender su alma al diablo para ver a Bad Bunny, el controversial y lisuriento reguetonero puertorriqueño que canta temas por demás atrevidos, denigrantes y obscenos. Mis oídos no podían escuchar a los jóvenes tararear, entre risas y palmas, uno de sus temas que dice “si tu novio no te mam… el cu…, ven a casa que yo te lo mam…”. ¿No entiendo como esta lírica, esta bajeza puede llevar al desatino y a la locura a una juventud perdida, desadaptada?

Muchos nos preguntamos ¿qué está pasando con nuestra juventud? ¿qué les está haciendo perder la cabeza? No son todos, por supuesto que no. Me resisto a generalizar. Pero a este Bad Bunny que ha hecho de la lujuria, de la degeneración del amor de tapate, bájate, su mejor arma para conquistar a los jóvenes va a estar en Boston en marzo próximo «En el último tour del mundo 2022» y las entradas ya se están vendiendo como pan caliente a precios exorbitantes, prohibitivos. Porque si tienes dos hijos adolescentes que quieren ir a verlo vas a tener que pagar un ojo de la cara porque los precios son de escándalo y oscilan desde los más baratos empezando en el rango de los 600 dólares. Una locura, una burrada de dinero para ver al controversial reguetonero.

Según Ticketmaster, a tan solo horas de haber comenzado la preventa de boletos para dicho tour en las diferentes ciudades de Estados Unidos, incluyendo Boston, la página reportó fallas en su sistema debido a la sobrecarga de usuarios que intentaban comprar su boleto y muchos se quedaron sin la oportunidad de ser los primeros en adquirir su entrada. Increíble, pero cierto.

En tiempos de pandemia con cientos de miles de desempleados y muchos viviendo del estímulo económico del gobierno parecería absurdo, pero no lo es. Nuestros jóvenes pierden la cabeza por ir a ver a sus artistas favoritos, al Bad Bunny de los escándalos. Porque si bien hay gente que ha pagado sin chistar, hay otros que por las redes sociales han expresado su descontento por las tarifas tan altas.

Yo no estoy en contra del reguetonero, está en su derecho de escribir lo que le da la gana y de exponer sus canciones ante un creciente público juvenil que quiere escuchar lisura y media como «Pa romperla» que es un tema que no tiene contenido y está cargado de repeticiones. Solo tararea esta estupidez.

«Hoy quiero que la noche salga. Pa’ romperla, pa’ romperla. Baby, pónteme de espalda. Pa’ romperla, pa’ romperla. Hoy quiero que la noche salga. Pa’ romperla, pa’ romperla. Mamacita, póngase de espalda. Pa’ romperla, pa’ romperla. Baby, vamo’ a romper».

No soy un cucufato ni mucho menos, pero crecí con valores y para desgracia de nosotros los mayores, muchos de nuestros jóvenes se están perdiendo con este tipo de género musical. Lo otro es que no tolero que se denigre a la mujer y se le explote como un símbolo sexual.

Ahora pagar para ver a Bad Bunny que viene pa’romperle los bolsillos a los bostonianos no va conmigo, además creo que sería irresponsable pagar por una entrada tan alta en plena pandemia cuando nos quejamos de no tener dinero, de que la pandemia nos está matando de hambre y muchos están viviendo o esperando más estímulos del gobierno. No seamos inconscientes y mucho menos bobos.