La historia de un peruano casado con una dominicana

De Lawrence a Worcester.  “La vida no ha sido de cuadritos”, confiesa Oscar Noboa que ya lleva 20 años de matrimonio.

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Por Ernesto Bautista

Cada individuo tiene una historia de vida, siempre con diferentes matices, muchas veces tristes otras admirables, muchas veces con altas y bajas, pero si te metes al fondo de cada una encontrarás cosas interesantes más aún cuando se trata de inmigrantes de polos opuestos, uno de Sudamérica y la otra del Caribe. Esta es la historia de Oscar Noboa, un peruano que llegó hace mas de dos décadas a los Estados Unidos para casarse con Juanita, una mujer dominicana.

Con Oscar Noboa tuve el gusto de interactuar luego de viajar de Lawrence a Worcester donde vive para un grato reencuentro con mi amiga Rossy Olsen, quien viajó junto a sus hijos desde Waterbury, Connecticut, para la celebración en familia del cumpleaños de la Sra. Iris de Jesús, la madre de su entrañable amiga Juana Noboa, esposa de Oscar.

La historia del peruano es a lo mejor la que se repite en muchos hogares de familias de Centro y Sudamérica, pero la diferencia es que su esposa es dominicana hasta la tambora y merenguera. Oscar es del sur del continente, amante de la salsa y la cumbia y del buen ceviche.

“Yo vengo del norte del Perú del departamento de La Libertad, Provincia de Pacasmayo, y decidí emigrar hace 23 años”, pero al mismo tiempo nos explica “Pacasmayo es una composición quechua, pero el nombre original era Pacanamú, palabra quechua que significa Rio Escondido, de ahí salió como derivado el nombre de Pacasmayo».

Oscar cuenta que llegó a este país en el año 1997, aunque antes había estado en Paraguay, Venezuela, Argentina y Chile, “pero cuando llegué a Estados Unidos, el mismo día conocí a una linda dominicana, a la que le dije tu vas a ser mi esposa y no me creyó y ya llevamos 20 años de casados, tengo tres hijos con ella, dos hembras mayores y un niño de 16 años”.

En el diálogo le pregunté cuando llega y por qué a Massachusetts a lo que Oscar responde “yo llegué a esta ciudad hace 11 años y el motivo fue porque mis hijos estaban creciendo y la actividad de las pandillas se estaban incrementando cada día más en las escuelas, por lo que decidí buscar un lugar alejado de las grandes urbes para criar a mis hijos y aquí me encantó el área”.

“Somos una familia que muy poco nos hemos mudado, desde que llegué aquí viví en una casa alquilada por 15 años, pero ahora vivo en la mía propia”, nos cuenta el inmigrante peruano con orgullo y satisfacción de trabajar en una empresa de Facility donde se desempeña como asistente de Manager, posición que ha logrado en base a su dedicación y al cumplimiento del horario.

Al preguntarle como ha sido la vida de un peruano con una dominicana, confiesa que «al principio un poco complicado, hubo que adaptarse, pero prevalece más el sentimiento y la comprensión entre ambos, ella es trabajadora social y juntos hemos logrado mantenernos como familia, nos ayudamos mutuamente y así hemos criado a nuestros hijos y en lo culinario la diferencia es mucha, pero mi esposa ha logrado fusionar la comida dominicana con la peruana”.