Muere héroe de la salud, el COVID acabó con su vida en Brasil

Por Olga Lattarulo y Máximo Torres

Su hermana regresa a Boston con sus cenizas.

Después de 30 días de batallar por su vida en un hospital de Tramandai donde salvó vidas y se infectó, el COVID-19 terminó llevándose a uno de los más prestigiados médicos peruanos que trabajó también en Perú, Nueva York, Pensylvania y Boston.

Apocos días de celebrar el 8 de abril 65 años de edad murió el Dr. Gerardo Asdrubal Yanayaco Benavides, uno de los médicos peruanos que inició su carrera como inmigrante en Lima para luego salir a Pensilvania, Nueva York y Boston muriendo en Tramandai, Porto Alegre, Brasil, víctima del Covid-19.

El Dr. Yanayaco que emigró a Lima de Tapuc, en la sierra de Cerro de Pasco, estuvo 30 días en cuidados intensivos, intubado 2 veces, con solo 4 unidades de transfusión sanguínea y 3 diálisis, terminó con edema en el rostro y sus órganos fueron atacados por el maldito virus, empezando por el sistema sanguíneo, causándole una infección general, problema renal, del hígado, sangrado interno para fulminarlo con un ataque al corazón.

Los médicos sabían lo doloroso del proceso y decían que estaban haciendo lo mejor que podían, pero no fue así. La Dra. Luz Yanayaco, médico en Nueva York, y el Dr. Gustavo Sarabia Risso, médico en Lima, ambos a diario evaluaban la situación del Dr. Yanayaco en base a su registro médico y a todas las pruebas, pero los médicos en Brasil no escucharon ni intercambiaron opiniones médicas y se limitaron a mantenerlo con vida más no a curarlo y según la conclusión de los dos galenos hubo negligencia médica.

Cada día durante los 30 días que duró el proceso había sorpresas, pero los médicos del hospital Tramandai en Porto Alegre no quisieron oír otras opiniones médicas de USA ni del Perú.

Cómo lo encontraron

La familia Yanayaco Benavides en Boston y Nueva York perdió comunicación con el doctor Gerald desde el 19 de febrero. Ese día había sido diagnosticado positivo por COVID e internado inmediatamente en cuidados intensivos. Su sobrino, Andrew Lattarulo, desde su buffett de abogados en Chelsea, investigó y dio con su paradero. Se encontraba en el hospital de Tramandai, logrando hablar con el personal médico.

Tras batallar por su vida, el doctor Gerald como lo llamaban dejó de existir el 19 de marzo, justo 30 días después de caer enfermo por COVID-19.

Pudieron salvar su vida y no lo hicieron

Muchas veces los dos médicos peruanos dijeron que el Dr. Yanayaco se estaba muriendo y necesitaba:

1- Transfusión sanguínea para aumentar la presión intravascular jalando líquido extravasado, y mejorar la perfusión renal y la insuficiencia renal

2.- Cambiar antibióticos a Piperazina y Tazobactam para mejorar la infección, pero no consideraron estas opciones y finalmente se le envió al médico tratante y a todos los médicos que hacían turno en la unidad de cuidados intensivos una carta diciéndoles lo consternados y frustrados que estábamos de cómo estaban manejando el caso del Dr. Yanayaco Benavides y que de mil formas se quiso establecer una comunicación con ellos de médico a médico, pero sin resultado.

Testimonio de una hermana impactada por la noticia

«El 27 de febrero luego de enterarme del estado de salud de mi hermano viajé al Brasil y me enteré que estaba intubado.

Lloré, rogué, supliqué para que me dejaran ver a mi hermano en la UTC, estaba sedado, pero quise hablarle, decirle que no estaba solo que yo estaba ahí con él y estoy segura que los minutos que permanecí a su lado yo sabía que me estaba escuchando.

«Cada vez que le hablaba su respiración se aceleraba. Le pedí, le ordené que luchara por su vida y parecía escuchar. A los 2 días se recuperó un poco y lo extubaron, hicieron un video para mi dónde le dijeron que yo estaba en Brasil y dijo mi nombre 3 veces ‘Olga, Olga, Olga’.

«Pasé mucha angustia diaria, estaba sola y era el único puente entre él y mi familia, tenía que ser fuerte y utilizar todas mis técnicas de persuasión periodística para poder hablar con los médicos y tener acceso a su récord médico, pasaba horas en la emergencia esperando hablar con los médicos, solo hablé una vez con uno de ellos, los otros días fueron horas de espera en vano, pero eso nunca me desanimó.

«Fueron muchos los días de recoger su récord médico para enviarlos a Boston y Lima para que mi hermana Luz, quien es médico y su amigo el Dr. Gustavo Sarabia Risso evaluaran su caso y enviaran sugerencias que nunca fueron tomadas en cuenta».

La ciencia no puede más La oración es poder

«Los médicos del hospital me dijeron «la ciencia no puede hacer más, tenga fe, hay que orar y esperemos un milagro». Mi desesperación fue tal que llame a cuánto conocido, familiar y amistades pidiéndoles y rogándoles que le hicieran una misa de salud y rezaran por mi hermano Gerardo.

«Casi todos se apiadaron de mi dolor y lo hicieron, pero lamento que el Club de Periodistas del Perú al que ayudé al igual que mi hermano no lo hiciera porque según decía su principal directivo «ese no es un asunto institucional sino personal». Me dolió en el alma tal actitud que renuncié de inmediato a la directiva».

Agradecimientos de corazón

«Agradezco a mi amigo del alma y amigo de mi hermano, el periodista y Editor de El Mundo Boston, Máximo Torres, por la gran cobertura y su apoyo incondicional, las misas y oraciones a nombre de COPEA, organización que él preside en Boston. Asimismo, mi eterno agradecimiento a Hilda Morote, Alina Alvarez, Magaly Rowe, el pastor Juan Gonzáles, mi tío Rolo León Benvides, mis primas Marlene y Eliana León, mi prima Elizabeth Martel, mis amigas por siempre del Fanning, Promoción 1975E, mis amigas Rosa de Ramos, la Dra. Elizabeth Cuentas, la promoción 1972A del Colegio Guadalupe quienes durante todo el proceso fueron un gran apoyo con sus oraciones».

«La vacuna pudo salvarle la vida»

Dramático llamado para que la gente no ignore o rechace la vacuna.

«Si mi hermano hubiera sido vacunado, hoy estaría vivo, pero el gobierno brasileño con su nefasta política no cuido de su personal de salud», dice la periodista y hermana del doctor Gerardo Yanayaco Benavides, quien murió en un hospital de Porto Alegre victima del COVID-19.

La doctora Olga Lattarulo, quien siguió todo el proceso de la enfermedad de su hermano en el hospital de Tramandai donde trabajaba y se infecto del COVID, hizo severas criticas a las autoridades del Brasil. «El presidente Bolsonaro esta matando a su gente», dice.   «Yo creo en la vacuna, la vacuna salva vidas y mi hermano siendo personal de salud no lo vacunaron», anota.