Por Max Torres
Aún, después de muchos años, sus amigos lo siguen llamando «bostoniano» y es porque Nicolás Alzate Maya que nació en el municipio de Bello, Antioquia, Colombia, tiene toda una historia de vida en Boston. «Fueron siete años de sueños», recuerda Alzate de los años que vivió entre Chelsea y East Boston en busca de mejores oportunidades para mejorar sus condiciones económicas. Como todo inmigrante comenzó desde abajo trabajando como mesero en un restaurant y en un «ballet parking» hasta abrir con su hermana su propio negocio de comida típica latina.
Luego de cristalizar sueños fuera del pueblo que lo vio nacer, Alzate por esos azares del destino regresó a su país para hacer patria y aunque dice el dicho de que «nadie es profeta en su tierra» logró lo que muchos ni siquiera se imaginaron aspirar por primera vez al Concejo Municipal de Bello en el año 2003 y resultar elegido entre los más votados.
La alegría no le cabía en el cuerpo y tuve la suerte de asistir a la ceremonia de juramentación de los nuevos concejales de Bello, entre los que se encontraba mi amigo «bostoniano», Nicolás Alzate Maya. Estuvo 12 años consecutivos como concejal hasta el 2015 ganándose el cariño de todo el pueblo. Luego de un reparador descanso, Alzate volvió al escenario político resultando elegido de nuevo concejal para el período 2020-2023.
Alzate es un hombre increíble, campechano, amigo de todos y de un gran corazón, recuerdo muchas de nuestras vivencias en Boston y en Bello, la tierra que le abrió las puertas al éxito para ser uno de los concejales con más antigüedad en el municipio. «Los años que viví en Boston me ayudaron a cimentar los valores de la humildad y la perseverancia», recuerda.
Los primeros años de vida en Bello, luego de su paso por Boston, lo llevaron a trabajar como servidor público convirtiéndose en director de la Cárcel Municipal de San Quintín en Bello para luego trabajar como asistente en la Cámara de Representantes y en el Senado de la República. También trabajó en la gerencia en el Área Metropolitana.
Alzate tiene aún muchos sueños, no quiere apartarse de la política y quiere que Bello siga siendo un pueblo donde se respire la paz, sin bandas criminales, sin extorsión y sin estigmas, donde se fomente el turismo, el desarrollo económico, la cultura y el emprendimiento. «Quiero seguir aportando a la construcción del territorio bellanita».
Muchos de los que lo conocen lo consideran un hombre de familia, tiene una esposa incondicional, que lo ha acompañado en el camino y lo ha apoyado en todos sus sueños; es padre de una niña de 9 años y de un joven de 27 que lo apoyan en sus campañas políticas.
Sin lugar a dudas, Alzate dejó huellas imborrables en Boston y logró en su Bello querido vencer todos los estigmas de que «nadie es profeta en su tierra».
¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental, no hay salud.
Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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