Por Max Torres
- El 24 de junio cumple 104 años
Con mamita Luz, como la llaman sus hijas y nietos, compartí muchos años de mi vida y puedo decir que a lo largo de los muchos años de conocerla aprendí de sus sabidurías, de su larga y longeva vida llena de historias. Siempre la vi como una persona excepcional dispuesta a entregar su amor por la comunidad. No hace mucho la visité en la casa de su hija Marizela Klebe por la inmensa gratitud que le guardo. Si bien ha perdido un poco la visión, mamita se divierte jugando a las adivinanzas, tiene una memoria envidiable. La veía después de algún tiempo y apenas me vio me llamó por mi nombre y nos dimos un tierno abrazo. Estaba muy animada porque Mari le estaba organizando su fiesta de cumpleaños. “104 años bien vividos”, me decía entre risas. De allí no paró de hablar, siempre dándome consejos de cómo llevar una vida saludable. Nuestra larga conversación terminó entre huaynos y mulizas del Perú profundo, país del que somos originarios. Fue un día maravilloso, feliz, aún tengo en mi memoria todos esos momentos, pero la vida nos juega malas pasadas. No hace mucho recibí por Whatsapp un mensaje de Mari pidiendo oraciones de sanación para su querida madre. El mensaje me llenó de tristeza y preocupación por todo el cariño que le guardo. Mis oraciones están contigo mamita Luz y pido a nuestra comunidad latina unirse en oración por su salud y para que Dios le siga regalando más años de vida. “Mi hijo Carlitos y yo seguimos hablándole, dándole masajes, alimentándola y ayudándola con ejercicios suaves. Todos sus nietos vienen de visita, y aunque no responde, sé que siente nuestro amor. Siempre quiso que nuestra familia estuviera unida, y creo que estos momentos le traen una gran alegría, incluso en silencio”, me dice Marizela en su tierno mensaje.
Aún tengo en mi memoria la reciente visita que le hice, almorzamos juntos, estaba lúcida y animada por la celebración de su nuevo cumpleaños, pero día después mamita Luz sufrió un segundo derrame cerebral. “Los médicos me han animado a seguir haciendo lo que hago. Carlitos está desesperado por hacer aún más, mientras que algunas de mis hermanas me han dicho que debería dejar de alimentarla y dejarla ir. Pero no puedo. Solo Dios decide cuándo es el momento de partir de este mundo. Mi deber es amarla y cuidarla con todo mi ser. Rezo por un milagro. Por favor, únanse a mí para orar por su sanación y por fortaleza y paz para nuestra familia”. Con los años de conocerla aprendí de su fortaleza, de su amor por la vida, y aprendí a quererla y respetarla como maestra, madre y esposa. Con su hijo Gerald, el médico de los pobres que murió en Porto Alegre salvando vidas por el COVID-19, tuve las más gratas vivencias.
Estuvimos con mamita Luz en el Mundial de Fútbol en Brasil en el 2014 donde la bautizaron como “la abuelita del Mundial”, disfrutamos esos días en grande y sufrimos en el alma su partida hace más de dos años. Doña Luz Benavides tiene toda una historia para contar, con su esposo Gerardo, también maestro de escuela, construyeron una familia de éxito. “El estudio, primero”, les decían hasta convertirlos en profesionales en diversas ramas. Sus hijas Luz, Olga, Marilú y Marisela han logrado sobresalir como inmigrantes exitosas y son personas que llevo en el corazón.
¡Oremos por mamita Luz! ¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental no hay salud.
Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
[email protected]