“Sacar la licencia de conducir me cambió la vida y estoy feliz”

José Troyano no oculta su felicidad, lo grita a los cuatro vientos y muestra orgulloso su licencia de conducir que le ha permitido comprar su propio vehículo gracias a la Ley de Movilidad Laboral y Familiar

Por Olga Lattarulo

  • Testimonio de uno de los miles de indocumentados beneficiarios de la Ley de Movilidad Laboral y Familiar

José Troyano no oculta su felicidad, lo grita a los cuatro vientos y muestra orgulloso su licencia de conducir que le ha permitido comprar su propio vehículo gracias a la Ley de Movilidad Laboral y Familiar que permite a los inmigrantes indocumentados tramitar una licencia estándar en las oficinas del Registro de Motores de Vehículos (RMV) en el estado de Massachusetts.

Troyano, de origen panameño y con 58 años a cuestas, hizo realidad el sueño de miles de inmigrantes sin papeles de manejar legalmente un vehículo automotor en el estado al lograr sacar su licencia de conducir el 26 de septiembre del 2023. “Estoy feliz porque ya puedo manejar sin ningún temor”, dice.

La historia de José Troyano a lo mejor es diferente a la de muchos inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos de diferentes países de América Latina. Su señora madre María Luisa Hernández que se hizo ciudadana americana lo trajo de joven logrando graduarse del High School, en Boston. Al cabo de uno años con su condición de residente legal decidió regresar a su país para luego recibir una licenciatura en administración de empresas.

“Por cosas de la vida y de Dios decidí quedarme en Panamá y perdí la residencia, hace casi 5 años mi madre enfermó de cáncer y me vi en la necesidad de regresar a Boston para estar al lado de mi madre convirtiéndome en uno más de los millones de indocumentados que viven en los Estados Unidos”, cuenta.

Vine a cuidar a mi mamá, estuve a su lado todo el tiempo hasta que murió el 31 de diciembre del 2019, dos horas antes para el Año Nuevo”, refiere Troyano visiblemente emocionado. “Fue muy difícil para mi recibir la noticia de su enfermedad, los médicos le dijeron a mi familia que tenía pocos meses de vida y no dudé un segundo para estar con ella”.

Después de la muerte de su madre, Troyano tenía previsto regresar a Panamá para seguir con su vida, pero la pandemia del COVID-19 lo hizo posponer su viaje hasta que decidió quedarse. “Ha sido el destino, mi madre me trajo de joven, regresé a mi país y me volvió a traer”, dice.

Troyano tiene toda una experiencia de trabajo en la rama hotelera. “Fui gerente general de varios hoteles en Panamá y Costa Rica, viajé por todo Centroamérica”, anota.

Con la licencia de conducir

Troyano cuenta los días y semanas que vivió para tener entre sus manos su licencia de conducir. “No es tan fácil para los indocumentados, el examen tenía más preguntas que había que estudiar bien el libro y las preguntas no son fáciles, me tuve que comer el libro y pasé a la primera, pero hay que estudiar, el práctico fue fácil para mi porque llevo muchos años manejando”.

Ahora con la licencia de conducir, Troyano se compró su carro y maneja por distintas partes de Boston. “Fue una bendición que aprobaran la Ley de Movilidad Laboral y Familiar que permite a las personas sin estatus legal sacar una licencia estándar en Massachusetts”.

La ley entró en vigencia en julio del 2023 y, según los últimos informes, el Registro de Motores de Vehículos ha emitido más de 50,000 nuevas licencias de conducir. Troyano es uno de los beneficiarios, pero –según dice– “cómo es la vida, tuve residencia permanente, me declararon en abandono y para eso no hay perdón, ahora como indocumentado he logrado sacar una licencia de conducir”.