COVID-19 les arruinó la fiesta, pero no la boda y en pleno altar Michael y Génesis se juraron amor eterno.
Su boda no fue como lo había planeado hace más de un año, Génesis quería una boda de ensueño con más de 300 invitados y en uno de los lujosos salones para fiestas y bodas de Boston, lo tenía todo arreglado, pero el COVID-19 le cambió sus sueños, le arruinó todos sus planes, pero no la boda. Génesis y su novio Michael decidieron casarse contra viento y marea y en medio de la pandemia del coronavirus.
En una ceremonia estrictamente privada, protegidos con máscaras y respetando el distanciamiento social, Michael y Génesis se juraron amor eterno.
La ceremonia religiosa estuvo a cargo del padre John de la orden de los franciscanos de la Iglesia Ambrosio de Dorchester, quien tras la celebración de la misa pidió a los novios respetar el matrimonio hasta que la muerte los separe.
Michael y Génesis anunciaron hace más de un año contraer matrimonio el 9 de mayo y se casaron en la misma fecha tal como lo habían fijado, pero sin la pomposidad que querían. «No fue una boda real con cientos de personas como queríamos para el 9 de mayo, en el Mes de la Virgen María, pero decidimos no posponer la fecha y nos casamos», dice Génesis. A la boda asistieron los padres de la novia, Luis Cabral y Marilyn Salvador, y su hermano Alan Cabral, y por el novio estuvieron presentes la madre María Rivera y sus hermanas Suheily y Dhayanara, es decir menos de 10 personas tal como lo establece la orden ejecutiva del gobernador Charlie Baker de no permitir reuniones de más de 10 personas para evitar la propagación del coronavirus.
El padre John les dio la bendición a los recién casados y les deseo muchas felicidades.
