Triste realidad: Estamos conectados al mundo, pero desconectados de quienes importan

Por Ciro Valiente

DALL·E 2024 12 24 10.16.48 A heartfelt illustration depicting an elderly man sitting alone on a park bench surrounded by a busy modern cityscape. In the background people are

La modernización y la globalización deberían acercarnos más a quienes amamos. Pero sucede lo contrario. En el pasado, las personas enviaban cartas que tardaban meses y años en llegar. Aún así, se esforzaban por mantener una relación cercana con sus seres queridos a pesar de la distancia. Hoy, con un solo botón, podemos conectarnos instantáneamente con cualquiera. Sin embargo, irónicamente, no lo hacemos.

Recientemente conversé con varias personas de la tercera edad. Entre ellas, un hombre cuya trayectoria de vida es tan admirable que debería estar rodeado de amor y compañía. No obstante, lo primero que me dijo fue: «Mis nietos me tienen abandonado». Estas palabras, tan crudas como reales, me dejaron reflexionando sobre el desinterés de las nuevas generaciones hacia las demostraciones de cariño.

Esto me lleva a una pregunta inevitable: ¿por qué somos capaces de pasar horas pegados a un teléfono y no podemos dedicar un minuto a una llamada? ¿Por qué no sacamos unas horas para sorprender a un familiar, regalarle una sonrisa o simplemente escucharlo?

Hace unos días vi un comercial que me conmovió profundamente. Una anciana con Alzheimer, atrapada entre recuerdos borrosos y tristeza, encontró consuelo en su nieta. Al notar el dolor de su abuela, esta decidió encender un viejo vehículo, símbolo de los días dorados de la anciana, y la llevó a pasear por lugares significativos de su vida. ¿El resultado? La abuela comenzó a recordar. Su tristeza se desvaneció, y volvió a casa con alegría, lista para compartir con sus seres queridos.

Esa historia ficticia me recordó la realidad que viven tantos mayores hoy en día. En mis conversaciones frecuentes con personas de la tercera edad, siempre encuentro un tesoro de anécdotas, lecciones y emociones. Pero también veo cómo muchos han quedado atrapados en el aislamiento porque ya no son presidentes de empresas, porque no tienen el mismo dinero o influencia de antes, porque su salud los limita o porque las pérdidas de amistades y familiares han reducido su círculo social.

¿Qué estamos haciendo como sociedad? ¿Cómo hemos permitido que las personas que nos criaron, nos enseñaron y nos cuidaron pasen sus días en el olvido? Esto debería alarmarnos y sonar en nuestros oídos tan fuerte como el sonido de la detonación de la Bomba del Zar. La soledad duele, y más aún cuando quienes podrían aliviarla o transformarla eligen quedarse al margen.

La buena noticia es que aún estamos a tiempo de cambiar esa narrativa. Por eso escribo estas líneas, con la esperanza de que quienes las lean se animen a tomar acción. Hoy puedes llamar a un abuelo, a un padre, a un tío, y recordarle cuánto lo valoras. Si puedes, visítalos en persona. Abrázalos, agradéceles, y escucha sus historias, porque aunque su cuerpo sea más frágil, sus mentes guardan templos de sabiduría que nunca encontrarás en un libro o en internet.

No permitas que lo fugaz siga teniendo más prioridad que quienes son la raíz de tu vida. Regala tiempo, regala amor. En esas pequeñas acciones reside el verdadero significado de la familia y la humanidad.

Evita que sea demasiado tarde. Las llamadas pendientes, los abrazos guardados y las palabras silenciadas pesan más que cualquier otra ausencia. Si hoy tienes la oportunidad de llevar alegría a un ser querido, hazlo. Porque un minuto de tu tiempo puede convertirse en un recuerdo que ilumine años de su vida.

La modernidad nos ha dado herramientas poderosas para conectarnos, pero el verdadero vínculo no se da con un mensaje rápido ni un «like» en redes sociales. Se da con amor, con presencia, con atención. Los mayores que te esperan no solo buscan compañía; te ofrecen la oportunidad de aprender, de crecer y de recordar lo que significa realmente ser humano.

No olvides que un día, tú también desearás que alguien toque tu puerta con una sonrisa y un poco de su tiempo. Hoy, elige ser ese alguien para quienes están añorando ganarle la batalla a la soledad.