Uno de los mejores centros de envejecientes en West Roxbury Volvió a abrir sus puertas: “Villa de la Alegría”

¿Cuánto amor se puede dar por las personas mayores? ¿Cuánto desamor puede haber en el mundo por un anciano desatendido, olvidado? La pandemia del coronavirus llevó a muchos envejecientes a un encierro involuntario, pero ya abrió sus puertas “Villa de la Alegría”, un centro para las personas de la llamada Tercera Edad, en West Roxbury, que es “toda alegría” ciñéndose a las nuevas reglas y protocolos de salud por la pandemia del coronavirus.

En buena hora. “Apoyemos a las personas mayores, dejemos de lado la indolencia”, dice Alex García, director ejecutivo de “Villa de la Alegría” en West Roxbury, uno de los centros de envejecientes más queridos por la comunidad de personas mayores que lo consideran su hogar. 

“Estuvimos cerrados por casi cuatro meses y nuestro compromiso con las personas mayores es reabrir ‘Villa de la Alegría’ con los nuevos protocolos de salud como el uso del tapabocas, el distanciamiento social y el aseo permanente de las instalaciones, contamos con la colaboración permanente del Departamento de Salud para seguir brindándole servicio a las personas que tanto lo necesitan”, anota García.

Desde que reabrió sus puertas, “Villa de la Alegría” no está trabajando a toda su capacidad por los protocolos de salud pública. “Abrimos con 15 personas para luego subir a 30 y vamos a continuar en comunicación con las autoridades para ver cómo se incrementan los números de forma paulatina”, señala García.

Antes del cierre por la pandemia, el Centro prestaba servicio a unas 300 personas, ahora su capacidad es de casi el 30 por ciento.

“Este Proyecto se creó para darle alegría, alimentación y salud a nuestra gente envejeciente y ahora con todas las limitaciones estamos dando el cien por ciento de nuestro esfuerzo para que puedan venir y puedan participar en todas las actividades como clases de Zumba que ha sido una constante a través de Zoom, bailes, clases de inglés y aunque muchos de los participantes no asistan les siguen llevando los alimentos de desayuno y comida nutritiva para que se mantengan saludables”, refiere García.

Durante el cierre, “Villa de la Alegría” no dejó de apoyar a los envejecientes, por el contrario, siguió llevando alimentos a sus casas gracias al apoyo de los choferes y trabajadores que decidieron dar un paso para seguir apoyando a las personas mayores a pesar de no recibir ningún pago. 

García también destaca el apoyo de la Concejal At-Large de la Ciudad de Boston, Julia Mejía, quien se puso en coordinación con su esposa, Paola García que trabaja en Tufts Health Plan, para desarrollar otro programa de apoyo a los envejecientes llevando alimentos en Boston y de zonas periféricas, los fines de semana con conciertos. “Hicimos una gran red de llevar alimentos y música que tanto le gusta a los envejecientes, siempre respetando el distanciamiento social y el uso del tapabocas”.

Testimonios que tocan el alma

La reapertura de “Villa de la Alegría” fue muy emotivo, muchos de ellos lloraron, sintiéndose otra vez en su hogar. En sus pequeños apartamentos tenían ansiedad, depresión. “La alegría ha vuelto”, decían.

Por ahora solo se está permitiendo estar en el Centro solo por grupos de 30 personas mayores.

Marcela García que es la manager general señala que se están tomando todas las precauciones para evitar cualquier caso de coronavirus. Antes de ingresar se toma la temperatura a cada participante y se le pregunta si ha estado cerca de alguna persona infectada. “Nos aseguramos de que estén bien, hablamos con los familiares o con las personas con las que viven y si han viajado no los estamos recibiendo”, dice Marcela.

Algo más

“Vamos paso a paso como dicen las autoridades, es la población más vulnerable a las que tenemos que cuidar aún más por las condiciones de salud y para que no se expongan a ningún contagio”: Marcela García, Manager General de “Villa de la Alegría”.