La celebración del 4 de julio es la fiesta de todos, es el día en el que todos los que vivimos en este gran país decimos ¡God bless America! ¡Dios bendiga América! Esta es la mayor celebración de los Estados Unidos por el Día de la Independencia. Cuando me hice ciudadano americano hace ya muchos años juré bandera y prometí servir a este gran país que me abrió las puertas a la prosperidad, a las oportunidades para darle un mejor estilo de vida a mi familia. Ya han pasado casi 30 años desde que decidí emigrar buscando lo que muchos de los que salimos de nuestros países decimos “el sueño americano”. En lo que me toca he logrado cristalizar mis sueños y por ende los de mi familia.
Siempre los 4 de julio celebramos el Día de América en familia y aún recuerdo que cuando recién emigré del Perú decidí con mi esposa y mis tres hijas viajar a Washington para celebrar en el mismo patio la fiesta de Independencia. Los años han pasado y mi familia se ha multiplicado con tres hijos políticos y 8 nietos. Y ahora, como antes, seguimos el mismo rumbo de celebrar el 4 de julio viajando a diferentes estados de la Unión Americana. Por lo general, la gente lo festeja en las playas, en los parques o en los patios de sus casas armando la fiesta con una parrillada.
Para este 4 de julio teníamos previsto celebrar en casa de mis hijos Julio y Lourdes con una parrillada, pero el clima nos aguó la fiesta como seguro a muchas otras familias. Este verano nos ha llegado con muchos días de lluvia.
Pero eso no nos va a impedir celebrar el aniversario de los Estados Unidos de América, mi país adoptivo que el 4 de julio de 1776 marcó la culminación de una batalla por el derecho de los estadounidenses por gobernarse a sí mismos y por un gobierno democrático. Estados Unidos apoya a los pueblos de todo el mundo que luchan en la actualidad por esas mismas libertades.
La Declaración de Independencia incluye este pasaje que quiero resaltar en este día de celebración: “Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que su Creador los dotó de ciertos derechos inalienables, que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
El 4 de julio es un día para celebrar como escribió John Adams, un día antes de la Declaración de Independencia, “con pompa y desfile, con espectáculos, juegos, deportes, armas, campanas, hogueras y luminarias de un extremo a otro de este continente a partir de este momento y para siempre“.
Vivimos en el mejor país del mundo, en el país de las oportunidades, en el país en el que nos toca como inmigrantes respetar la ley, por sobre todas las cosas. Y ahora mucho más cuando entra en vigencia la Ley de Movilidad Laboral y Familiar que va a permitir a los inmigrantes sin papales solicitar una licencia de conducir al Registro de Vehículo de Motores sin importar su estatus migratorio. Sin lugar a dudas, esto representa una gran oportunidad para todos los residentes del estado que son indocumentados y que suman más de 250,000 que se verán beneficiados.
Ya los primeros indocumentados que han hecho sus citas podrán presentarse en las oficinas del Registro de Vehículos de Motores para solicitar una licencia de conducir estándar. En buena hora para todos nuestros hermanos inmigrantes.
¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental, no hay salud.
Maximo Torres
Editor, El Mundo Boston
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