Hay aproximadamente 920,000 casos confirmados de coronavirus y casi 50,000 muertes en los 33 países de la región, pero esos números están aumentando rápidamente.
A medida que caen nuevas muertes y casos en los Estados Unidos, Europa y Asia, América Latina se erige como la única región del mundo donde el brote está alcanzando nuevas alturas de manera inequívoca.
«En muchos sentidos, esto no es una sorpresa», dijo la Dra. Ana Diez Roux, decana de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Drexel. «Era predecible que esto iba a suceder».
En conversaciones con ocho expertos diferentes, incluido un ex jefe de estado, epidemiólogos e investigadores de primer nivel en la región, existe un amplio acuerdo en que la respuesta ineficiente del gobierno junto con la situación económica y de salud pública única de América Latina condujo a la gravedad del brote actual. Los expertos también fueron casi unánimes en la opinión de que es probable que las cosas empeoren.
América Latina registró su primer caso confirmado en febrero, cuando un hombre de 61 años dio positivo en São Paulo, Brasil, después de regresar de un viaje a Italia.
Durante semanas después, las cosas parecían estar bajo control. Los totales de casos en la región se arrastraron solo marginalmente más alto. La primera muerte no se registraría hasta el 7 de marzo en Argentina.
En un artículo de opinión del 19 de marzo para el New York Times, Miguel Lago, un experto brasileño en salud pública, escribió que América Latina no estaba preparada para el virus y que la región podría llegar a ser peor que Europa.
A mediados de mayo, América Latina reportó aumentos totales de casos diarios más altos que los Estados Unidos y Europa.
Brasil superaría a Italia, el Reino Unido y Rusia para registrar el segundo mayor número de casos en el mundo.
La escasez mundial de pruebas y la negación de algunos países a las pruebas masivas también han generado dudas sobre si los casos y las muertes se cuentan con precisión en la región.
México ha visto sus mayores incrementos diarios en muertes y nuevos casos esta semana. Ha registrado alrededor de 85,000 casos confirmados y alrededor de 9,400 muertes, aunque los funcionarios de salud dicen que las cifras reales son significativamente más altas debido a las pruebas de México a una tasa mucho más baja que muchos otros países.
Perú, Chile, Colombia y Ecuador cerraron sus fronteras a los extranjeros a mediados de marzo, mientras imponían rápidamente medidas duras de cuarentena que equivalen a bloqueos nacionales.
Pero dos meses después, Perú tiene el segundo puesto en casos confirmados en América Latina, Chile tiene el tercero y la ciudad ecuatoriana de Guayaquil experimentó uno de los brotes localizados más graves del mundo.
La situación en esos países se deterioró a pesar de los esfuerzos generalizados y proactivos de los gobiernos para contener el virus.
Para explicar por qué sucede esto, los expertos señalan al menos dos causas probables: las medidas de prevención se han vuelto ineficaces por la desigualdad económica masiva, y la falta de inversión en los sistemas de salud pública socava la capacidad de atender a los enfermos.
América Latina ha estado constantemente plagada de algunas de las peores desigualdades económicas del mundo, lo que ha llevado a cantidades masivas de trabajadores que participan en la llamada economía informal.
Estos son trabajadores que no ganan un cheque de pago formal y deben salir a la calle todos los días para vender sus productos o servicios. Es poco probable que tengan muchos ahorros, si es que tienen alguno, para recurrir y definitivamente no se enferman.
«Estas personas llegan semana a semana en circunstancias precarias», dijo Carin Zissis, de la Sociedad de las Américas y el Consejo de las Américas. «Si todo se cierra, ¿cómo se alimentan ellos mismos y cómo alimentan a sus familias?»
En América Latina, como en cualquier otro lugar del mundo, hay dos objetivos primordiales y, a veces, conflictivos a medida que avanza este brote: cómo frenar la propagación del virus mientras se inicia la economía. Ambas metas pueden resultar difíciles de alcanzar.
La Organización Panamericana de la Salud cree que el brote continuará en los niveles actuales durante al menos las próximas semanas.
Voceros de la Universidad de Washington predice que Brasil podría superar las 125,000 muertes en agosto.
Los sistemas de salud pública tensos probablemente tampoco tendrán la capacidad de rastrear y aislar nuevos casos a gran escala una vez que se alivien las medidas de cuarentena, una estrategia que la mayoría de los expertos en salud acuerdan es vital para manejar el brote con el tiempo.
