“El sueño de un inmigrante”

Crisis migratoria
Por Max Torres

Hace unos días recibí la llamada de dos familias inmigrantes que cruzaron la frontera antes del final del Título 42, una tuvo como destino Boston y la otra siguió de California para New Jersey. Las dos familias buscaban un refugio para vivir mientras conseguían trabajo y una estabilidad. Aurelio me volvió a llamar días después para decirme que había logrado, según sus propias palabras, “el sueño americano”. Estaba trabajando en un restaurant y en un hotel prácticamente 16 horas diarias, lo que no conseguía en su país de origen. Ese es el imán de Estados Unidos, un país de oportunidades. Su historia a lo mejor no es la única, son muchos los Aurelios que están saliendo adelante. Pero hay muchos otros que no corren con la misma suerte, porque se ve a diario gente buscando donde pasar la noche, incluso llegando hasta los hospitales de Boston para instalarse en uno de los pasillos y dormir.

Según reportes oficiales, hay un número récord de familias, incluidos niños, que han cruzado a Estados Unidos en los últimos meses o semanas antes de que se pusiera fin al endemoniado Título 42 del ex presidente Trump que permitía expulsar rápidamente a los migrantes de ciertos países sin escuchar sus solicitudes de asilo. Muchos de esos inmigrantes han llegado a Boston o a diferentes ciudades de Massachusetts, las escuelas como la de Milford están saturadas de niños recién llegados de diferentes países.

La alcaldesa Michelle Wu ha lanzado un paquete de ayuda a 15 organizaciones sin fines de lucro de Boston para ampliar el acceso a los servicios de inmigración. Les va a otorgar $711,000 en subvenciones entre $5,000 y $90,000 sobre la base del compromiso de garantizar que Boston sea una ciudad para todos.

“Al apoyar a las organizaciones comunitarias y abogar por mejores políticas de inmigración, estamos encontrando soluciones a los principales problemas sistemáticos en nuestras comunidades”, dice Monique Tú Nguyen, directora ejecutiva de la Oficina de la Alcaldesa para el Avance de los Inmigrantes.

Sin embargo, ese apoyo a lo mejor va a quedar corto. La crisis migratoria va a seguir, la frontera sur está asediada por decenas de miles de migrantes. Se estima que más de medio millón de personas han cruzado ilegalmente a Estados Unidos y no han sido detenidas por la patrulla fronteriza en los últimos ocho meses, según funcionarios de inmigración.

Los inmigrantes de diferentes países latinoamericanos creían que sería más fácil cruzar la frontera una vez finalizado el Titulo 42 de salud pública, pero se han topado con otras medidas que ha implementado el gobierno del presidente Biden para expulsar lo más rápido posible a quienes no califiquen para asilo. 

“Me vine a tiempo con mi esposa y mis dos hijas”, dice Aurelio que cruzó la frontera en la víspera de Año Nuevo sin mayor contratiempo pidiendo asilo. Juan lo hizo en marzo con su esposa y sus dos pequeños hijos apelando a razones humanitarias. Ahora vive y trabaja en New Jersey.

La televisión muestra las instalaciones de detención de la Patrulla Fronteriza al máximo de su capacidad y se ve a familias con sus niños que se pasean por la frontera, reforzada con alambre de púas y soldados. Son muchas las familias instaladas en refugios tratando de conseguir una cita de asilo. 

Cada día la administración Biden insta a los inmigrantes a que no busquen cruzar la frontera porque serán expulsados si ingresan ilegalmente. Nadie lo escucha. Ni tampoco escuchan las exhortaciones del secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas, de que “no les crean a los contrabandistas, están siendo engañados y están arriesgando sus vidas y sus ahorros”.

¡Sigamos cuidándonos! Sin salud mental, no hay salud.

Maximo Torres Editor de El Mundo BostonMaximo Torres
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