«Vi morir a mi padre del coronavirus»

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Xavier Quintanilla cuenta el drama que vivió su padre Julio Quintanilla, reconocido comunicador salvadoreño en Boston.

Julio Quintanilla ingresó al hospital de Boston el jueves 25 de marzo diciéndole a su esposa Ana y a su hijo Xavier que «no nos preocupemos, que en par de días iba a salir». Nada de eso ocurrió. Al cabo de seis días murió «sin saber que tenía coronavirus».

Golpes que da la vida. Xavier Quintanilla, el único hijo varón de cinco hermanos, creció al lado de su padre en la radio, ayudándolo desde que tenía 7 años en su programa «Impacto Centroamericano» que estuvo en el aire por más de 20 años, en la 1600AM. Su pasión siempre fue la radio y se sentía feliz cuando compartía con su público. «Mi padre era un hombre fuerte y yo decía que iba a morir a los 95 años o 100 años», dice Xavier. El COVID-19 que está acabando con el mundo le jugó sucio «porque murió sin saber que tenía ese virus mortal».

«No sabemos cómo se contagió. En la radio yo se que habían otros dos locutores enfermos, mi papá usaba transporte público para ir a la radio, tomaba el tren y no sabemos si allí se infectó o él lo llevó a la emisora o si alguien en la radio le pasó el virus. En la estación, los estudios son pequeños y todos lo usan. Si alguien en la mañana tenía el coronavirus y dejó el virus encima de las teclas es muy probable que se pudo haber contagiado».

«Pero uno nunca va a saber donde se contagió».

Xavier estuvo en todo momento al lado de su padre que, según dice, «era mi adoración, era mi ídolo».

Jaramillo emigró a los Estados Unidos en el año 88 huyendo de la guerra civil en El Salvador. Su origen era de San Miguel

Cuándo comenzó todo

El 21 de marzo Julio Jaramillo comenzó a sentirse mal con una tos persistente, pero creía que no era nada grave, tomó jarabes para la tos y unas pastillas para la fiebre. Al día siguiente se sintió mejor, pero dos días después «ya no tenía fuerzas ni siquiera para levantarse de la cama», cuenta Xavier.

«Mi padre no quería ir al hospital porque, según decía, lo iban a regresar a la casa porque no tenía los síntomas del coronavirus».

Sin embargo, él mismo se impuso una ‘cuarentena’ y pidió a su familia no ingresar a su cuarto. «Nosotros siempre estábamos pendiente de él y le llevábamos sus alimentos».

A su hijo Xavier le decía que «un amigo que tenía los mismos síntomas los médicos lo mandaron para su casa».

«Mi padre era un hombre fuerte, tenía la energía de un joven y como lo veíamos pensábamos que iba a durar hasta los 100 años, pero no morir a los 60. Eso nunca lo esperábamos», anota compungido de dolor.

Xavier siguió todo el proceso de la enfermedad de su padre. «Yo lo vi desde que le comenzó a doler la garganta hasta las últimas horas de su vida. Fue muy duro, me desgarró el corazón».

Ya en el hospital

«Para el miércoles 25 las medicinas no le hacían efecto, no lo ayudaban en nada. No podía comer y estaba muy deshidratado. Nos recetaron otro medicamento. Al día siguiente, estaba muy mal, no podía respirar, pidió que le traigan el sofá pequeño para sentarse y salir de la cama, decía sentirse mejor».

Por la noche de ese mismo jueves, Xavier ingresó a su cuarto para darle de comer. «Estaba muy pálido y parecía que no tenía vida. Allí decidió llevarlo al hospital, llamé antes por teléfono y hablé con los médicos de los síntomas que tenía mi padre», según cuenta.

«Me dijeron que lo llevara, pero mi padre me pidió que llamara a mi mamá que estaba trabajando. La fui a recoger al trabajo y nos fuimos al hospital».

«La última vez que lo vimos vivo»

«Esa fue la última vez que lo vimos vivo, entró al hospital caminando, no se miraba triste, pero si preocupado porque lo íbamos a dejar solo. Por las reglas del hospital no podíamos ingresar con él y eso lo hacía sentir mal».

Ya en en su lecho de enfermo, Julio Quintanilla le envió a la 1:00 de la madrugada a su esposa Ana una foto en la que se le veía con una máscara de oxigeno. «Me estoy empezando a sentir un poco mejor».

El mismo día que fue internado le hicieron la prueba del coronavirus y días después cuando Xavier y su mamá regresaron al hospital para intentar verlo les dijeron que había dado positivo. «Pero mi padre nunca lo supo, porque ya lo habían puesto a dormir. Mi mamá y yo nos hicimos la prueba y felizmente salimos negativo».

«Lo más doloroso de la vida»

Xavier cuenta que se sintió desvanecerse cuando la doctora que lo estaba viendo le dijo «tu padre va a morir ahora, ya no hay nada que se pueda hacer. Fue la más triste y dolorosa noticia. A mi y a mi madre nos afectó mucho, pero nos dieron la oportunidad de verlo por última vez antes de que muera».

«Lo vimos todavía con vida, mi madre y yo ingresamos a la habitación donde los médicos estaban esperando el desenlace final. Nos tuvimos que poner máscaras y guantes para no contaminarnos, pero fue muy triste, lloramos y a la hora y media nos sacaron para evitar que nos diera el coronavirus».

«Mi padre ya no hablaba, estaba todavía con los tubos en la boca. El virus le afectó los pulmones y tuvo complicaciones con los riñones y le sobrevino un ataque cardíaco».

«Del hospital salimos afectados, con el dolor que nos oprimía el pecho, llegamos a la casa y a las 4:00 de la tarde del 31 de marzo nos llamaron para decirnos que «había muerto, fue como si nos clavaran el pecho y con mi madre lloramos y le pedimos a Dios clemencia».

Ayudemos a la familia Quintanilla

 Los restos de Julio Quintanilla aún permanecen en la morgue, ya «podemos retirar su cadáver, pero estamos tratando de recaudar los fondos para pagar los funerales. Lo vamos a enterrar en el cementerio de Waltham luego de un velatorio en la funeraria de Somerville, pero por las leyes solo podemos estar 10 personas en uno y otro lado. Mi padre nunca estuvo de acuerdo con la cremación, siempre decía que ‘me entierren como Dios manda’ y eso vamos hacer»: Xavier Quintanilla.

 Algo más

«Cuando estuvimos con él la última vez en el hospital, su cerebro todavía estaba vivo, nos podía escuchar, estuvimos hablándole y pudimos ponerlo en Facebook Live para que mi abuelo, mis hermanas pudieran verlo y le dieran sus últimas palabras. La última vez que lo escuchamos fue el 26 de marzo cuando lo dejamos en el hospital  y nos dijo que no nos preocupemos que en par de días iba a salir del hospital. La realidad fue otra».

Otro ángulo

Xavier Quintanilla cuenta que siguió a su padre desde sus inicios en la radio con su programa «Impacto Centroamericano». «Lo veía siempre feliz y por eso yo comencé a cultivar y amar la música. Soy Dj. en Boston, seguí sus pasos con la música y lo voy a seguir haciendo en homenaje a mi padre».

Recuerda que lo hacía grabar algunos ‘spots’, «escuchaba mi voz diciendo ‘gracias por escuchar Impacto Centroamericano’. Yo siempre lo voy a recordar como un padre ejemplar, generoso, porque me dio la oportunidad de aprender lo que es la radio».

Doherty funeral home Somerville Ma
Calvary Cemetary Waltham

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